Los efectos duraderos de numerosas hormonas pueden afectar sus actividades diarias.
El estrógeno y la progesterona desempeñan el papel más importante de todos. Durante el embarazo, apoyan al feto en crecimiento y a su cuerpo que cambia rápidamente.
Cuando está embarazada, los niveles de progesterona aumentan significativamente al principio, preparando el endometrio y sus vasos para proporcionar nutrientes al feto. La progesterona también bloquea las contracciones uterinas para prevenir el parto prematuro.
La prolactina estimula la producción de leche y permanece en el cuerpo mientras esté amamantando. Influye en el comportamiento, el metabolismo, el funcionamiento del sistema inmunitario y la regulación de los líquidos. La prolactina es una posible explicación para los cambios ocasionales de humor posparto.
La oxitocina es otra hormona importante para el trabajo de parto y la lactancia. Inicia las contracciones musculares uterinas para el parto y, a continuación, traslada la leche a los senos cuando es el momento de amamantar.
La investigación de varios estudios ha demostrado que la oxitocina también afecta el comportamiento social. Específicamente, la oxitocina lo ayuda a mantenerse atento y responder a los signos importantes en su entorno. Por ejemplo, la oxitocina puede promover sentimientos de confianza y unión (como la unión madre–hijo o la conexión íntima) o reacciones contrarias como la actitud defensiva.
La relaxina es secretada por los ovarios, la placenta y el revestimiento uterino durante todo el embarazo. En el primer y segundo trimestre, inhibe las contracciones musculares, previniendo el parto prematuro. Más tarde, promueve la ruptura de las membranas que rodean al feto antes de ablandar el cuello uterino y la vagina y aflojar los ligamentos pélvicos para facilitar el parto.
En consecuencia, es más propensa a torcerse o estirarse demasiado los músculos durante la actividad física cuando está embarazada, lo que pone en peligro la salud de las articulaciones. Podrían pasar otros cinco meses después de tener al bebé para que los niveles de relaxina se estabilicen.
A pesar del hecho de que todos producen estas mismas hormonas durante y después del embarazo, no todos tienen la misma experiencia emocional. Esto sugiere la presencia de otros factores intervinientes además de la actividad hormonal en el inicio de la depresión posparto.