Respuesta experta del Dr. Stuart Smyth

Profesor Adjunto, Departamento de Política de Recursos Biológicos, Negocios y Economía, Universidad de Saskatchewan

Viernes, 21/07/2017 12:29

La producción de alimentos se ve afectada por numerosos factores, como la cantidad de lluvia que recibe el cultivo, la calidad del suelo, el número de malas hierbas que compiten por los nutrientes y la humedad del suelo y el número de insectos que se alimentan del cultivo. Los OGM no pueden abordar todos estos factores, pero pueden abordar dos factores importantes: las malas hierbas y los insectos.

Cada maleza que crece en un campo elimina los nutrientes del suelo y la humedad de una planta alimenticia. Cuantos más recursos utilicen las malas hierbas, menos alimentos se podrán producir. Hace veinticinco años, el investigador sudafricano JN Marais argumentó que el control deficiente de las malas hierbas era el mayor contribuyente a los bajos rendimientos de los cultivos. La modificación genética de las plantas para que sean tolerantes a los productos químicos ha mejorado el control de malas hierbas por parte de los agricultores que adoptan cultivos transgénicos. Una menor cantidad de malas hierbas en los campos, especialmente de los pequeños propietarios de tierras en los países en desarrollo, da lugar a mayores rendimientos, ya que los nutrientes y la humedad del suelo son utilizados por el cultivo alimentario, en lugar de las malas hierbas.

Los insectos también se alimentan de cultivos alimenticios al comer la planta, lo que estresa a la planta, lo que resulta en menores rendimientos. La modificación genética de las plantas para que sean resistentes a los insectos, da como resultado un menor daño de insectos a las plantas y, por lo tanto, mayores rendimientos. Cuando las plantas son capaces de gastar menos energía en defensa contra los insectos, pueden dedicar la mayor parte de estos recursos a producir semillas, lo que resulta en mayores rendimientos.

Tomados en combinación, el mejor control de malezas e insectos contribuye en gran medida a aumentar el rendimiento de los cultivos modificados genéticamente. En un análisis de 2014 de 147 artículos publicados, Klümper y Qaim estiman que el rendimiento de los cultivos transgénicos es un 22 por ciento mayor que el rendimiento de los cultivos convencionales. Los aumentos de rendimiento que resultan de una menor cantidad de malas hierbas e insectos contribuyen a aumentar la producción de alimentos.

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