Muchos creyentes se sorprenden al descubrir que la Biblia enseña claramente a las congregaciones a proporcionar apoyo financiero a aquellos que se preocupan por las necesidades espirituales del cuerpo de la iglesia, incluidos los pastores, maestros y otros ministros de tiempo completo que son llamados por Dios para el servicio.

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Los líderes espirituales pueden servir mejor cuando están dedicados a la obra del Señor — estudiando y enseñando la Palabra de Dios y ministrando a las necesidades del cuerpo de Cristo. Cuando un ministro debe hacer un trabajo para mantener a su familia, se distrae del ministerio y se ve obligado a dividir sus prioridades, dejando menos tiempo para pastorear a su rebaño adecuadamente.

Muchos cristianos creen que ser pastor o maestro es un trabajo relativamente fácil. Especialmente los nuevos creyentes, tienden a pensar que los ministros se presentan en la iglesia el domingo por la mañana para predicar y luego pasan el resto de la semana orando y leyendo la Biblia. Mientras que los pastores pasan (y deben) mucho tiempo leyendo la Palabra de Dios y orando, eso es solo una pequeña parte de lo que hacen.

Por definición de la palabra pastor, estos siervos están llamados a «pastorear el rebaño», lo que significa que se les confía la responsabilidad de cuidar las necesidades espirituales de la congregación. Incluso en una iglesia pequeña, estas responsabilidades son numerosas.

Como el maestro principal de la Palabra de Dios para el pueblo, la mayoría de los pastores pasan horas estudiando las Escrituras para entender la Biblia correctamente para que pueda enseñarse de una manera significativa y aplicable. Además de predicar y enseñar, los pastores dan consejo espiritual, hacen visitas al hospital, oran por los enfermos, entrenan y discipulan a los líderes de la iglesia, ofician bodas, realizan funerales, y la lista sigue y sigue.

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