Tan rápido como este año ha pasado, rápidamente llega el momento de que nuestros erizos se escapen y encuentren un lugar para dormir durante el invierno. Conocido como hibernación, un término latino que literalmente significa «pasar el invierno», es una práctica común para varios mamíferos diferentes guardar una siesta acogedora debido a la escasez de alimentos durante los meses de invierno. Este comportamiento es crítico para la supervivencia, y durante la hibernación ocurren cambios extraordinarios en el cuerpo de los erizos: la frecuencia respiratoria disminuye, la temperatura corporal desciende y los patrones metabólicos se adaptan al ambiente más frío.
Este método de afrontamiento relativamente simple permite que los erizos simplemente se apaguen. En el período previo a la hibernación, es esencial que los erizos engorden y pesen tanto como sea posible para que durante el invierno haya una gran reserva de energía sobre la que llamar para que el cuerpo siga corriendo.
Es increíble notar que los erizos dejan de ser criaturas de sangre caliente, ya que este estado a menudo consume demasiada energía. Una temperatura ambiente cómoda para que los erizos hibernen de manera efectiva es de alrededor de 5 grados, y se deben evitar las condiciones de congelación.