Los tiburones son osmoconformadores. Es decir, regulan activamente su salinidad interna para que coincida con la salinidad de su entorno exterior. En la mayoría de los organismos, el riñón regula los niveles internos de sal. Mientras que los tiburones tienen riñones, hay un órgano adicional que ayuda en la regulación de la sal, la glándula rectal. La glándula rectal recibe insumos hormonales, principalmente de Angiotensina-II y 1-a-hidrxicorticosterona (1a-OHB), esta última de las cuales solo se encuentra en elasmobranquios como tiburones y rayas. Al recibir estas señales, la glándula rectal cerrará el flujo sanguíneo y retendrá los osmolitos, que contienen solutos. A través de este proceso, un tiburón puede igualar la salinidad de su entorno, tal vez incluso superarla, lo que le permite absorber el agua más fácilmente cuando está en un entorno salino. Esto también significa que un tiburón puede entrar en agua dulce, aunque necesitará tiempo para acumularse, ya que la regulación lleva tiempo y no ocurre de inmediato. Debido a esta capacidad de osmoconforme, los tiburones pueden poblar una variedad de ambientes. En varias ocasiones, los tiburones incluso han nadado por grandes ríos como el Amazonas o el río Mississippi. Incluso se han visto tiburones tan lejos como Chicago, muy lejos del océano.

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