A veces Dios interviene y de repente resuelve un problema que tenemos, al encomendárselo y buscar Su ayuda, pero no siempre. Cuando el Apóstol Pablo fue encarcelado por su fe en la ciudad de Filipos, Dios intervino y esa noche un terremoto destrozó las puertas de la cárcel, pero en otras ocasiones soportó largas penas de prisión. (Ver Hechos 16:22-36; Filipenses 1: 12-14.)
¿Cómo nos ayuda Dios cuando enfrentamos problemas y problemas? Primero, nos recuerda que nunca estamos solos si conocemos a Cristo. Cuando entregamos nuestras vidas a Jesús, Dios nos adopta en Su familia, y nos convertimos en Sus hijos para siempre. Más que eso, Dios también viene a vivir dentro de nosotros por Su Espíritu Santo, asegurándonos de Su amor y dándonos esperanza para el futuro.
Además, Dios también nos da sabiduría para lidiar con nuestros problemas. Demasiado a menudo nos frenéticamente en busca de soluciones, pero nunca nos volvemos a Dios o a Su pueblo o a la Biblia para encontrar Su sabiduría. La promesa de Dios es clara: «Si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pedidla a Dios, que da generosamente … y se os dará» (Santiago 1: 5).
Finalmente, incluso cuando nuestros problemas persisten, Dios puede darnos la paciencia y la fuerza que necesitamos para soportarlos. La vida no es perfecta; no importa quiénes seamos, todos tenemos problemas. ¿Pero no es mejor enfrentarlos con Dios que sin Él? Asegúrese de su compromiso con Jesucristo, y luego aprenda a comprometer sus problemas con Él todos los días.